Un maine detenido en el tiempo fue el libro que este martes atrapó
la atención total de los caimanerenses cuando René González Barrios, su autor,
lo presentó.
Quizás para muchas personas en el mundo Un maine… no signifique nada, pero para
quienes habitamos en Caimanera, limítrofe con la ilegal base naval de Estados
Unidos en la Bahía de Guantánamo, más que un libro significa más de cien años
de usurpación.
Un maine… narra una historia dura, lacerante;
pero real. Es el testimonio del impacto, en una nación, de la base más antigua
del gobierno norteamericano en el extranjero, y a los caimanerenses nos duele
porque es un territorio ilegalmente ocupado y porque desde el se han acometidos
cientos de ultrajes hacia Cuba, y la dignidad de nuestro pueblo.
Es además la única base militar que tiene Estados Unidos con
un país con quien no tiene relaciones diplomáticas, al que bloquea hace más de
50 años, a quien tiene en su lista de terroristas, y un país donde ha pisoteado
su soberanía. Son estos algunos de los males que Caimanera, Primera Trinchera
Antiimperialista de Cuba puede mostrar al mundo como consecuencia de la base
naval en la bahía de Guantánamo.
Al igual que cada caimanerense, pudieran hablar los
panameños, puertorriqueños, ecuatorianos, hondureños, salvadoreños, filipinos,
vietnamitas, japoneses, coreanos, alemanes, españoles, italianos, turqueses,
iraquíes, y toda persona de aquella nación donde los Estados Unidos han situado
sus bases militares.
Profuso y largo sería el rosario de consecuencias de las
bases norteamericanas en el mundo. La alerta y la denuncia, son los únicos
antídotos para caimanerenses, guantanameros, cubanos, estadounidenses, hermanos
latinoamericanos, hombres y mujeres de todas las latitudes del mundo, quienes
no cejaremos, ni un instante, de luchar por la recuperación de ese pedazo
sagrado de suelo patrio.
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