sábado, 21 de febrero de 2015

Repensemos el uso que hacemos del idioma



En la actualidad crece el número de personas que utilizan los llamados cubaneos, esos que están en cualquier conversación sin importar sexo o edad. Frases como “qué vuelta”, “chao pesca´o”, el jebito, que bolá y otras muy similares, inundan los espacios de nuestra vida pública.
Así, lo mismo escuchamos a dos amigos despedirse en la calle con el muy extendido “nos cogemos” para referirse verse más tarde, o que vuelta para preguntar como estas.
Lo cierto es que, sin importar el cuándo o el dónde, jóvenes, adultos incluso niños abusan del lenguaje como si este fuera a la imagen y semejanza de cada quien.
Claro que esta situación no es exclusiva de los cubanos, sino un mal extendido -para no ser absolutos- en casi todas las sociedades contemporáneas.
Pero no solo la oralidad se afecta por estos llamados neologismos, que son nuevas incorporaciones en el lenguaje. En la  era de la Internet, las  nuevas tecnologías de la información y la comunicación, son hoy un arma de doble filo cuando de lenguaje se trata.
Además de ser un medio idóneo para la protección y promoción de las lenguas maternas y la diversidad lingüística; también atentan contra el correcto uso de los códigos lingüísticos, una vez que se crean nuevas y reducidas formas para la comunicación.
Y es que no solo se trata de promover el correcto empleo del idioma, sino de crear una cultura lingüística, basada en el  predominio  del lenguaje en casi todos los espacios de la vida social.
Cada 21 de febrero, el mundo celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, ocasión propicia para repensar el uso que hacemos del idioma, como herramienta fundamental para aprender y comunicar nuestro entorno más inmediato y el que trasciende las fronteras del tiempo, y tal vez, sea más cotidiano escuchar despedirse con un hasta luego, o preguntar como estas, y no, nos cogemos, que bolá.

Posdata: Agradezco la colaboración de Mayleovis del Toro Terrero. (Michi)

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